Cooperación Iberoamericana para el desarrollo de la infraestructura
Basado en un diálogo exclusivo entre autoridades latinoamericanas y los principales fondos, bancos e inversionistas europeos
12 de diciembre de 2024Infraestructura
Por Belén Palkovsky
A pesar del vasto potencial presente en los recursos naturales de América Latina, la región enfrenta un significativo déficit estructural, asociado a desafíos sociales, ambientales y económicos. Este déficit se traduce en lo que conocemos como la "brecha de infraestructura", que significa que la demanda de inversión es significativamente mayor que el capital disponible.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina y el Caribe necesitarían invertir aproximadamente US$ 2,22 billones hasta 2030 en los sectores de agua, saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos en 2015, los cuales dependen en un 92 % de la infraestructura. De esta suma, el 59 % debería destinarse a nueva infraestructura, mientras que el 41 % iría a mantenimiento y reposición de activos existentes.
En términos de inversión por país, las necesidades se distribuyen de la siguiente manera: Centroamérica, Haití, México, Panamá y República Dominicana: US$ 612.776 millones; Caribe: US$ 19.555 millones; Grupo Andino: US$ 457.965 millones; Cono Sur: US$ 1,13 billones. Si lo abordamos por sectores, el cierre de la brecha de acceso y la mejora de la calidad en los servicios de agua y saneamiento requiere una inversión anual equivalente al 0,5 % del PIB regional. En el sector eléctrico, se necesita invertir el 0,8 % del PIB para garantizar el acceso universal a la electricidad y avanzar en la descarbonización de la generación eléctrica. En el sector del transporte, la inversión necesaria para cerrar brechas en infraestructura vial, aeropuertos y transporte público es del 1,4 % del PIB, mientras que en telecomunicaciones, se necesita un 0,4 % del PIB para ampliar la conectividad con tecnologías 4G.
En resumen, para reducir la brecha de infraestructura, América Latina debe invertir al menos el 3,12 % de su PIB cada año. Actualmente, la región presenta un rezago del 19,4 % respecto a Europa, del 7 % respecto a Asia, y del 5,4 % respecto al promedio mundial, superando únicamente a África.
Frente a este panorama, la inversión es crucial para romper el ciclo de desigualdad y bajo crecimiento. Sin embargo, esta inversión debe estar alineada con una estrategia de desarrollo que impulse la productividad, adopte tecnologías sostenibles y reduzca las emisiones de CO2, dado que alcanzar la neutralidad en carbono para 2050 y frenar el calentamiento global es el objetivo principal de las naciones en la actualidad.
Para atraer inversores que buscan señales claras sobre el compromiso y la estabilidad financiera de los países, el "grado de inversión" es una señal clave. Sin embargo, de los 195 países reconocidos globalmente, solo 60 cuentan con esta calificación. En América Latina y el Caribe, de 33 países, solo 7 superan la calificación mínima para ser considerados de grado de inversión.
Con el objetivo de fortalecer el diálogo y fomentar la colaboración entre América Latina y los países ibéricos, GRI Club Infra organizó una jornada de debates en Madrid, España. En esta ocasión, inversionistas, constructoras, concesionarios, bancos y entidades públicas de América Latina se reunieron con los principales fondos e inversionistas de Europa para abordar el financiamiento de la transición energética, la logística internacional, el abastecimiento hídrico y los aspectos técnicos y jurídicos que podrían estar limitando las inversiones en la región.
A continuación, se presenta un resumen de los puntos más destacados de esta fructífera discusión.
A pesar del vasto potencial presente en los recursos naturales de América Latina, la región enfrenta un significativo déficit estructural, asociado a desafíos sociales, ambientales y económicos. Este déficit se traduce en lo que conocemos como la "brecha de infraestructura", que significa que la demanda de inversión es significativamente mayor que el capital disponible.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina y el Caribe necesitarían invertir aproximadamente US$ 2,22 billones hasta 2030 en los sectores de agua, saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos en 2015, los cuales dependen en un 92 % de la infraestructura. De esta suma, el 59 % debería destinarse a nueva infraestructura, mientras que el 41 % iría a mantenimiento y reposición de activos existentes.
En términos de inversión por país, las necesidades se distribuyen de la siguiente manera: Centroamérica, Haití, México, Panamá y República Dominicana: US$ 612.776 millones; Caribe: US$ 19.555 millones; Grupo Andino: US$ 457.965 millones; Cono Sur: US$ 1,13 billones. Si lo abordamos por sectores, el cierre de la brecha de acceso y la mejora de la calidad en los servicios de agua y saneamiento requiere una inversión anual equivalente al 0,5 % del PIB regional. En el sector eléctrico, se necesita invertir el 0,8 % del PIB para garantizar el acceso universal a la electricidad y avanzar en la descarbonización de la generación eléctrica. En el sector del transporte, la inversión necesaria para cerrar brechas en infraestructura vial, aeropuertos y transporte público es del 1,4 % del PIB, mientras que en telecomunicaciones, se necesita un 0,4 % del PIB para ampliar la conectividad con tecnologías 4G.
En resumen, para reducir la brecha de infraestructura, América Latina debe invertir al menos el 3,12 % de su PIB cada año. Actualmente, la región presenta un rezago del 19,4 % respecto a Europa, del 7 % respecto a Asia, y del 5,4 % respecto al promedio mundial, superando únicamente a África.
Frente a este panorama, la inversión es crucial para romper el ciclo de desigualdad y bajo crecimiento. Sin embargo, esta inversión debe estar alineada con una estrategia de desarrollo que impulse la productividad, adopte tecnologías sostenibles y reduzca las emisiones de CO2, dado que alcanzar la neutralidad en carbono para 2050 y frenar el calentamiento global es el objetivo principal de las naciones en la actualidad.
Para atraer inversores que buscan señales claras sobre el compromiso y la estabilidad financiera de los países, el "grado de inversión" es una señal clave. Sin embargo, de los 195 países reconocidos globalmente, solo 60 cuentan con esta calificación. En América Latina y el Caribe, de 33 países, solo 7 superan la calificación mínima para ser considerados de grado de inversión.
Con el objetivo de fortalecer el diálogo y fomentar la colaboración entre América Latina y los países ibéricos, GRI Club Infra organizó una jornada de debates en Madrid, España. En esta ocasión, inversionistas, constructoras, concesionarios, bancos y entidades públicas de América Latina se reunieron con los principales fondos e inversionistas de Europa para abordar el financiamiento de la transición energética, la logística internacional, el abastecimiento hídrico y los aspectos técnicos y jurídicos que podrían estar limitando las inversiones en la región.
A continuación, se presenta un resumen de los puntos más destacados de esta fructífera discusión.